sábado, 26 de noviembre de 2011

El hábito de consumir por consumir...

De pequeña me crié en un barrio de una preciosa ciudad, Rosario, Argentina. Con una tele en blanco y negro, sin teléfono (hasta llegada mi adolescencia), sin ordenador y sin un montón de cosas que hoy parecería imposible no tener para le existencia cotidiana... En cambio tuve árboles, hamacas, casitas de juguete en lo de mis amigos, gatos, perros, arco iris, charcos, barro y lluvia… Confieso que he tenido una infancia feliz.

 En casa no se gastaba por gastar, más bien todo lo contrario. La ropa iba pasando de uno a otro, entre hermanas o primas, y había que mucho para compartir. Tampoco nos íbamos de vacaciones, como mucho un fin de semana al campo de algún pariente, a correr a nuestras anchas, o ordeñar alguna vaca o a dar de comer a las gallinas. Quizá por eso nunca me ha llamado tanto la atención el estar consumiendo sin más. A diferencia de muchas amigas, no me gusta ir a los shoppings o centros comerciales, no me gusta ir de compras (a veces voy por que no me queda otra y me doy cuenta que mi armario da pena). Hoy el consumo se ha vuelto una práctica diaria en exceso casi imposible de frenar. Estoy segura que podemos vivir con menos y mejor: reducir el consumo y reducir los desechos que generamos y de tomar conciencia de nuestros hábitos de consumo actuales para poder cambiarlos.

Cada día tenemos la oportunidad de elegir qué, dónde, para qué y a quién darle nuestro dinero. Es un acto sumamente importante, aunque de hacerlo de una forma tan cotidiana no lo parezca. Mis compras no son realizadas espontaneamente. Lo cierto es que desde hace un tiempo he decidido consumir menos y en lo posible directamente de manos de quienes producen o prefiero los pequeños almacenes de barrio, los mercados y las ferias. 

Ya no me guío únicamente por el parámetro del precio-calidad. A la hora de consumir analizo también el origen, el impacto ambiental y social. Me importan sobre todo lo que consumiré ya que mi cuerpo y mi salud son una de mis pautas primordiales.

La buena noticia es que todos podemos convertirnos en consumidores responsables. ¿Cómo? Empezando por preguntarnos cada vez que estemos ante una posiblididad de consumir algo:  ¿Realmente necesito lo que voy a comprar o es que quiero satisfacer un deseo? ¿Estoy eligiendo libremente o es una compra compulsiva? ¿Cuánto lo voy a usar? ¿Cuánto me va a durar? ¿Podría pedirlo prestado a un amigo o a un familiar?  

Y también... ¿he buscado información para conseguir mejor calidad y menor precio? ¿Cómo me voy a deshacer de él una vez que haya terminado de usarlo? ¿Está hecho con materiales reciclables? ¿Las materias primas que se usaron son renovables? ¿Hay algo que yo posea que pueda reemplazarlo? ¿Sé quién y cómo ha realizado el producto?

Optar por un consumo responsable sólo implica realizar un cambio en nuestros hábitos de consumo. Empecemos por tomar conciencia, sobre todo pensemos a qué tipo de comercio queremos favorecer. No olvides que consumir productos locales, ecológicos o de comercio justo, productos naturales y productos reutilizados y reciclados, es sin duda la mejor opción medioambiental y social para todos nosotros y para las generaciones futuras.

Foto: Gastronomia&cia

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejarnos tu comentario, éste sitio se nutre de ellos...si no ves tu comentario al publicarlo es porque al tener que esperar a moderación, a veces tardan un poco en ser publicados.
Besos y ¡gracias de nuevo!
Las Penélopes